domingo, 3 de agosto de 2008

Gran Capital

1) FICHA TÉCNICA:

- Título: Gran Capital
- Tipo: Unitario
- Género: Documental Biográfico
- País: Chile
- Año de Producción: 2008
- Idioma: Español
- Duración: 30 minutos
- Formato: Mini DV

Equipo Humano:
- Director y productor: Juan Vásquez
- Fotografía: Mario Aguilera
- Guión: Juan Vásquez y Roberto García
- Montaje: Juan Vásquez
- Sonido: Cristian Chamblas
- Asistente: Leslie Neira


2) idea

Gran Capital constituye una mirada a la ciudad donde vivimos. Un entorno que está ahí, cargado de historias y subjetividades a las cuales nunca prestamos atención y dejamos pasar sin que ello nos afecte.

Es un recorrido azaroso por Santiago pero alejado del vértigo. Los dados lanzados nos permiten avanzar hasta detenernos en un lugar específico de la ciudad. En ese momento nos sumergimos en una historia, un relato que une geografía y subjetividad.

Cuatro historias una misma ciudad. Narraciones urbanas que no son más que un intento por acercarnos a esa metrópoli plastificada, de mentiras. Esa que desconcierta a la vez sorprende. Una urbe convertida en espectáculo silente cuyos protagonistas se confunden bajo el polvo levantado por pasos apresurados que buscan llegar a tiempo a su trabajo.

Negarse a desaparecer y participar del juego de la vida, son premisas contenidas al interior de cada una de las historias. Son la evidencia que acusa que no todos renunciaron a vivir. Testimonios que ilustran la manera en que es posible levantarse y cargar de valor cada una de las acciones emprendidas en el día. Renuncia a las modas y se erige como un grito rebelde que se niega a perder la individualidad.

Estas reflexiones respecto del vínculo que establecen las personas con los lugares que frecuentan, se hace a través del testimonio de cuatro personajes. Cada uno interactua con los espacios de una manera que se aleja de lo común.





3) Desarrollo de la Idea

El tablero del famoso juego “Gran Capital” oficia como dispositivo narrativo. Es jugando que nos vamos encontrando con las historias que el documental desarrolla.

La primera de ellas es la de Juan, un colombiano que llegó a Chile en busca de mejores oportunidades. Actualmente cumple siete años en el país y aún se sorprende con lo que su entorno le depara. Esta ciudad, la capital, con cada una de sus características, el modo en que se vive, su arquitectura, etc., le permiten encontrar cosas nuevas cada día.

Y es justamente esa capacidad, la de detenerse y ver, de asombrarse con pequeños detalles desapercibidos para el grueso de la gente, la que será aprehendida por el documental. Esto permite que el espectador observe el centro de Santiago desde el punto de vista del personaje y reflexione respecto de las crecientes limitaciones que se autoimpone. La invitación es a levantar la mirada, encontrarse con gárgolas y querubines que juegan en las alturas.

La segunda de las historias a contar es la de Camila, una joven que llegó proveniente del norte a la capital hace unos años atrás. Hoy vive en un departamento en la comuna de Providencia, trabaja y ha desarrollado una relación especial con la ciudad y especialmente con el cerro San Cristóbal.

Mientras toma su piscola subraya en el mapa recorridos hechos por ella durante la semana. En algunos puntos clava alfileres que dan cuenta de los lugares donde ha mantenido relaciones sexuales. Después, cada vez que puede, visita a la virgen que observa a diario desde su venta. Es allí, desde las alturas, que observa en perspectiva los caminos transitados y recuerda el porqué del creciente número de puntos señalados.

Esa relación particular que establece con la ciudad, la visión que hace de ella desde o alto y las motivaciones que la llevan a hacerlo, la convierten en un personaje que aporta al objetivo de generar un nuevo concepto de ciudad.

Mariano, tarotista, llega todas las tardes a la esquina de 11 de septiembre con Lyon. Desde hace algunos meses lee las cartas y vende inciensos y mandalas. Rodeado de avenidas, centros comerciales, vendedores ambulantes, músicos callejeros, mendigos y miles de angustiados transeúntes, este personaje transmite energía, sosiego y tranquilidad.

No está allí para adivinar el futuro, solo quiere dar pistas, señalar caminos posibles a personas nubladas por los problemas propios de la modernidad. Sugiere calma, conocerse a si mismo, estar atento a la vida y luchar por desprenderse un poco del estilo de vida apremiante que agobia y enferma.

Todos los días, en esa esquina donde nadie esperaría que una labor como esa se desarrollara, Mariano nos presenta su lugar, el mismo donde las personas reencuentran su rumbo.

Finalmente, encontramos la historia de Roberto, un joven poeta que encuentra inspiración en la Vega Central. Las cocinerías donde a veces almuerza, los indigentes que dormitan borracheras, los gritos que invitan a comprar, todas las actividades que allí se desarrollan, se convierten en instantáneas que este personaje archiva en su cabeza para luego convertirlas en materia prima de su creación.

Así, esta historia, al igual que las anteriores, describen lugares y subjetividades. Contamos a Santiago desde otra perspectiva, visitamos lugares descritos en varios documentales, pero ahora con matices diferentes, con motivaciones disímiles a las que impulsaron iniciativas anteriores.


4) Story Line


Gran Capital, juego de ciudad, representa cuatro miradas diferentes a un mismo número de lugares emblemáticos y representativos de nuestra capital. Alejados de la versión “oficial” Juan, Camila, Mariano y Roberto, nos invitan a conocer la particular forma en que se relacionan con su entorno.


5) Motivación:

Vivimos en un mundo que no hemos aprendido a mirar todavía porque nuestros ojos son incapaces, en un sentido estrictamente fisiológico, de captar las totalidades, especialmente dentro una ciudad donde el exceso cotidiano de situaciones e imágenes es inherente. Sólo podemos atrapar trozos de olores, sensaciones, ruidos, sabores e imágenes que nos permiten armar un rompecabezas al que siempre le faltarán piezas. La memoria y la imaginación son nuestras herramientas para construir sentidos, para rellenar esos espacios en blanco y erigir una ciudad posible.

A eso apunta este proyecto. A delinear apenas un contorno de una de las millones de ciudades posibles que conviven bajo el nombre de Santiago. Mejor dicho: la intención es realizar un mínimo aporte a esa Ciudad que se construye con la suma total de los personales imaginarios de quienes la vivimos. “Ante todo, debemos pensar en la ciudad a la vez como lugar para habitar y para ser imaginado. Las ciudades se construyen con casas y parques, calles autopistas y señales de tránsito. Pero las ciudades se configuran también con imágenes. Pueden ser las de los planos que las inventan y las ordenan. Pero también imaginan el sentido de la vida urbana las novelas, canciones y películas, los relatos de prensa, la radio y la televisión. La ciudad se vuelve densa al cargarse con fantasías heterogéneas. La urbe programada para funcionar, diseñada en cuadrícula, se desborda y se multiplica en ficciones individuales y colectivas”.

Precisamente estos cortos tienen como material las experiencias individuales y colectivas de Santiago, en un intento por legitimar esa historia con minúscula, aquella historia no oficial, personal, ha sido continuamente despreciada por la Historia.

Todo relato es lúdico, todo relato vuelve a la niñez. Es por eso que hemos elegido la metáfora del tablero de la Gran Capital (o Metrópolis) para contar cuatro de las millones de historias que todos los días viven y mueren en Santiago. Antes eran dados sobre el mapa de esta ciudad, ahora son palabras e imágenes. Pero la idea se mantiene: rescatar ese infantil espíritu de sorprenderse con lo simple, con lo que se nos prohíbe cuando olvidamos que vivir en una inmensa ciudad, que vivir simplemente, no es más que un juego.


6) Tratamiento Audiovisual


Como se dijo anteriormente, el tablero del juego Gran Capital va a ser utilizado como artificio, artilugio o dispositivo que nos permite narrar las cuatro historias. Es un elemento de continuidad que une un relato con otro, unificándolo bajo el concepto de una partida de juego.

Las casillas de este tablero representan lugares emblemáticos que se ajustan a las locaciones que van a ser utilizadas en la realización del documental. Cada vez que se lanzan los dados la ficha avanza hasta una partición que nos lleva de la ficción del juego a la realidad que se quiere presentar.

Cada uno de los cuatro cortos plantea diferencias en cuanto a la forma en que van a ser logrados desde el punto de vista audiovisual, pero es posible advertir ciertos rasgos comunes. El primero de ellos está dado por la ausencia de una cabeza parlante, es decir, la presencia de personajes hablando en el plano. Por el contrario, se privilegiará la voz en off como mecanismo de entrega de información verbal, ya que contribuye a crear una atmósfera más íntima donde es posible la reflexión.

El segundo de ellos tiene que ver con el “tiempo” al interior de cada una de las historias. No se describe una temporalidad lineal con un inicio, desarrollo y final cronológico. No hay una progresión en el tiempo, sino que cada historia representa un momento de la vida de los personajes. Aunque la realización involucra un seguimiento de los protagonistas en un lugar específico durante un periodo prolongado, el montaje permitirá resumirlo y hacerlo homologable a la duración de un pensamiento. Es la voz en off la que articula las acciones y ordena las imágenes.

Esto hace que Gran Capital pueda ser definido, en un primer momento, como observacional, pero la voz en off, lo torna expositivo.

La primera historia, la de Juan, se desarrolla en el centro de la ciudad. La propuesta tiene por fin ver cosas que para muchos pasan desapercibidas porque su mirada se clavó en el suelo. Para dar cuenta de aquello se hace necesario que la cámara esté permanentemente buscando los elementos que se quieren resaltar ya sean gárgolas, querubines, detalles arquitectónicos o fachadas de edificios añosos que aún conservan su atractivo. Planos fijos en contrapicado son comunes en este corto.

Para ilustrar las razones que han hecho que la gente pierda la conexión con el entorno del centro de Santiago, se da cuenta del caos y el nivel de vida vertiginoso, estresante y claustrofóbico característico de la capital. Para eso, las grabaciones se realizarán en estaciones de metro y micro en horario punta y en los paseos peatonales. Se han escogido estos lugares y horarios porque en ellos se hace evidente el alejamiento que viven las personas en relación a lo que los rodea. El espacio público se convirtió en un espacio donde solo es posible el transito.

Por otro lado, nos encontramos con el corto de Camila. En él, destaca el blanco y negro como propuesta estética debido a que representa el gusto de la protagonista. La música, al igual que la voz en off, tiene importancia a la hora de reforzar el momento anímico de esta mujer que describe su relación sexo-ciudad. La observamos en su casa, en los alrededores de la misma y luego la acompañamos al cerro, siempre al amparo de la descripción de la particular relación que mantiene con Santiago.

La cámara en mano ilustra la forma única en que Camila se relaciona con lo que la rodea. Planos fijos y diferentes movimientos de cámara recorren desde las alturas del cerro San Cristóbal los caminos transitados y los puntos convertidos en sexo que llenan de color el mapa sexual de nuestra protagonista.

El corto de Mariano, el tarotista, busca dar cuenta de la forma en que, en un lugar donde nadie se lo esperaría, se desarrolla una actividad como la que él realiza. Para conseguir ese efecto la cámara estará puesta, generalmente, en frente del protagonista y separada de él por un camino peatonal transitado por cientos de personas. El espacio que este personaje ocupa es mínimo y se enfrenta permanentemente a golpes, quejas, insultos y robos por parte de los peatones con los que debe compartir la esquina.

En este corto la voz en off del protagonista es importante, pero a diferencia de los dos anteriores, escuchar al personaje, en diálogo con un cliente, resulta de gran interés. La idea es asistir a una lectura de tarot y conocer a través de esa actividad, un poco más sobre la vida, la conciencia y la magia.

Finalmente, la historia de Roberto, el poeta que encuentra inspiración en la Vega Central, se caracteriza por el recorrido a través de los pasillos y recovecos que dan origen a su creación. Destaca el uso de cámara en mano para el seguimiento y algunas canciones populares que acentúan la reflexión que hace la voz en off.

Como se ha dicho en repetidas oportunidades, lo más importante de este documental es conocer la relación de ciertos personajes con su entorno y a partir de ello reflexionar respecto de nosotros mismos y de la forma en que nos vinculamos con la ciudad donde vivimos. Es esa la razón que hace que la información de los protagonistas sea poco relevante. Por eso, la utilización de gráficas, GC o carteles con información, no serán utilizados.

Durante la realización y el montaje se profundizará en la búsqueda de elementos diferenciadores para cada uno de los relatos. El corto de Roberto, con una fuerte carga poética, será traducido a un lenguaje similar en terminos audiovisuales. Planos más largos, composiciones mejor construidas, pausas y mayor detalle buscando correspondencia entre el texto y la imagen.

Así mismo, las historias más urbanas, de mayor recorrido como son las de Juan Y Camila tendrán mayor ritmo, una cámara menos preocupada por la cuestión estética, que por la narrativa en función de reforzar el concepto dado por la voz en off. La historia de Mariano, un intermedio entre las anteriormente mencionadas, se preocupará por mezclar elementos de pausa, planos fijos, reflexivos, con otras cosas como la cámara en mano, planos más cortos, sucios de tal forma que se pueda transmitir lo profundo de la actividad que se realiza, con el caos y desorden propios del lugar donde se realiza.

Debido a la temática y al estilo que se va a utilizar para tratarla, no se hace necesario el uso de material de archivo. Tampoco, serán utilizados recursos como la animación gráfica o 3D.


7) Escaleta


Los cortos son independientes, tienen su propio contenido y por lo tanto, se hace necesaria una escaleta para cada uno.

-Corto 1: Juan:

Secuencia 1: Caos

Se construye, a través de imágenes de estaciones de metro y micros, la sensación de vértigo y caos en el que viven las personas en Santiago. Se observan los andenes llenos de personas, las peleas por subir o bajar de los medios de transporte y la lucha por abrirse paso entre la multitud para llegar a tiempo a los lugares de destino.

Secuencia 2: Pausa

Voz en off comenta la situación anterior y la necesidad de un escape. La cámara deja de apuntar a la altura de los ojos y se inicia el encuentro con esta otra ciudad que está unos metros más arriba. Son pocos planos, un poco más largos para que la voz gane presencia.

Secuencia 3: Gárgolas y querubines

Nos encontramos con imágenes por muchos obviadas pero que están ahí y verlas y ser concientes de ellas podrían hacer de ese caos descrito en la primera secuencia un lugar mucho más tranquilo. Recorremos las fachadas de lo edificios, nos detenemos a observar los detalles y el gusto con que fueron hechos. Ese ejercicio nos enfrenta inesperadamente con gárgolas, querubines y un amplio espectro de personajes que se aparecen cuando la vista se agudiza.

Secuencia 4 vuelta

De nuevo baja la mirada para reencontrarse con lo descrito en la primera secuencia y se desarrolla la reflexión de la voz en off.


-Corto 2: Camila:


Secuencia 1: Presentación

Observamos el departamento de Camila desde afuera, luego entramos y ella nos habla, a través de la voz en off, de quien es y cual es la relación que tiene con la virgen que se observa desde su ventana. Observamos los detalles de su casa, las fotos y conocemos un poco más de la persona.

Secuencia 2: Barrio

Recorremos algunas calles de su barrio en busca de una botella de pisco. Nos cuenta de su vida y de la relación que tiene con la ciudad. Llegamos a su departamento nuevamente y nos muestra el mapa donde señala los recorridos y los lugares donde ha tenido sexo.

Secuencia 3: Subida

La acompañamos al cerro San Cristóbal. Subimos en Telef.rico y nos cuenta que ese fue el primer lugar donde tuvo sexo. Además, conocemos la razón por la que le gusta mirar en perspectiva la ciudad.

Secuencia 4: Cerro

Desde arriba, junto a la virgen, Camila nuevamente recorre los caminos transitados y reconstruye mentalmente su mapa sexual.

-Corto 3: Mariano


Secuencia 1: Esquina

Conocemos el lugar y se dificulta la comprensión de lo que se quiere mostrar. Al fondo, entre la gente que camina, un joven realiza alguna actividad que no logramos entender completamente. La cámara recorre el lugar y rodea a ese extraño personaje.

Secuencia 2 Lectura.

Cada vez tenemos mayor claridad del personaje, la cámara está más cerca y escuchamos bien como una mujer se sienta saluda y pide que le lean el tarot.

Secuencia 3 Mariano

Personaje principal, luego de haber despedido a la mujer, nos habla del porqué la elección de ese lugar para hacer lo que hace y cuál es el fin que persigue en su vida.

Corto 4: Roberto:

Secuencia 1 Cocinería

Observamos a Roberto almorzando en una de las cocinerías de la Vega Central. Ahí, conversa con la señora que lo atiende.

Secuencia 2: recorrido;

Termina de almuerza e inicia un recorrido que lo lleva por los pasillos de la Vega y las calles aledañas. Escuchamos la poesía que escribió inspirado en lo que ahora, nuevamente, observa.

Secuencia 3: Escribe

Luego de caminar sube a una micro y en un pedazo de papel escribe algo en lo que ha estado pensando desde que vio a ese viejo borracho mientras dormía junto a su perro.


Secuencia 4: La Razón

Roberto da cuenta, a través de su testimonio, de las razones que han hecho, desde siempre, que la Vega sea un lugar que lo inspira, que le permite crear. Nos muestra su poesía, la vemos y la escuchamos.


8) Anexos-Investigación

El texto que se presenta a continuación, fue escrito por una persona cercana a Camila y significó escogerla como protagonista de uno de los cortos.

-)Caminó por Brasil hacia San Pablo buscando una cerveza. Repasando la tonelada de pisadas tejidas en estas veredas desde que llegó de Copiapó hace algunos años, a ese minúsculo departamento en Esmeralda cerca de San Antonio dónde viviría sola por primera vez. En realidad estaba acompañada de un gato, parte del amoblado que junto a una cocina y un refrigerador su tía santiaguina le dejó al mudarse. Le puso gato porque sabía que cada felino tiene un nombre al que no le hace caso y la habilidad para estar donde le dé la gana. Le gustaba eso. Estar dónde le daba la gana gracias al maravilloso talento de pasar desapercibida. El atávico juego de las escondidas. Todos los días, no vista, llegaba luego de su monótono y recién perdido trabajo al pequeño departamento frente a la plaza del Corregidor, luego compraba una Coca-cola en la botillería del primer piso para rematar la botella de Capel, encendía la luz, la tele, y después subía el volumen tal como cuando era chica para ahogar las discusiones de sus padres.

Y la señal le devolvía una teleserie, y luego las noticias y quizás alguna película. Pero eso ella no lo veía. Sólo escuchaba mientras encendía un cigarrillo y rellenaba su piscola de mitad de semana. El ruido la abriga. A veces pensaba en comprarse una grabadora y salir por las calles guardando conversaciones, micros, autos, gritos, los chirridos de los carros de fruta, las cuecas de la Posada, chiflidos, guaguas, ambulancias, y luego tirar todo al computador y hacer algo con eso. “Una banda de sonido”, decía bajito mirando la virgen del San Cristóbal desde la ventana del living con una piscola en la mano.

Le gustaba subir después de la lluvia hasta sus pies para observar la ciudad desde arriba, para tratar de entenderla en el juego de las escalas. Lo más entretenido, lejos, era el teleférico. Esas cápsulas setenteras donde culió por primera vez en Santiago sólo porque podía hacerlo. Todavía sonríe cuando recuerda la historia. El nerviosismo de su compañero. El miedo a que "esta hueá se caiga". Ella miraba la ciudad bajo el gris filtro mientras se lo metían apresuradamente, y aquella secuencia removió algo en ella porque luego de 36 rápidos segundos no era la misma.

Sexo y ciudad eran dos palabras que desde ahora le hacían mucho sentido juntas. Por eso luego del teleférico se lanzó a buscarlo. Y después llegaba a su diminuto departamento y hacía el ejercicio de agarrar un mapa de Santiago y subrayar con destacador los lugares transitados. Su particular cartografía mental. Las verdes líneas marcaban la geometría de sus pasos presos por la cuadrícula. Pentágonos, circuitos no definidos. Ponía alfileres donde tenía sexo. Más bien era algo parecido al deseo como elección conciente que en algunas, la mayoría de las veces en verdad, era traducida en sexo. Se dio cuenta de ciertas fronteras que sus pasos sugerían, pero que inevitablemente terminaban en el murmullo de su living vacío. En la soledad de su cocina habitada por un gato con nombre genérico.

Uno de esos libros que llegaron a mis manos contenía el texto que presento a continuación. Lo escribió Mariano, el tarotista que llega a su esquina, como todos los días, en Lyon con 11 de septiembre.

-) Cuando el despertador nos rescata del mundo inseguro de jaulas abiertas, agradecemos el campanazo que se repite por toda la ciudad a las siete de la mañana. No tienen sentido la sucesión de fusilamientos que comienzan al amanecer. Lo esencial es el hilo invisible que hace del universo un collar de perlas. Ya no somos capaces de sumergirnos a contemplarlo, colgamos de corbatas sobre el vacío. En los rostros de la ciudad, la ansiedad de quienes van de un lado a otro, evidencia que ya no logran detenerse para darse tregua. El misterio ya no envuelve las calles con su poncho de niebla, ahora es un mendigo desilusionado que duerme siestas cubierto con diarios, sus ojos reflejan un fondo violeta y el chapoteo de lágrimas.

Una sociedad que vigila que nuestros actos encajen con pautas trazadas, origina un conflicto interno desgarrador, y el corazón es un espectador amordazado que siempre se opondrá, motivo suficiente para intervenir. Cuando nuestro mundo se transforma en un desierto, es el momento de inundarlo con nuevas miradas.

Por eso comienza el día, por eso enfila hacía Providencia. Por eso, es el cesante más ocupado del mundo.

El Tarot está en todos lados. Este juego nos invita a ver como todo está relacionado en íntima conexión. Siempre cambiando, como los espejos del cielo que son las plumas del pájaro en sus paseos por el laberinto de la ciudad buscando charcos y plazas. Es un objeto extraño, más que cartas que se dañan con las garras de la intemperie. Al igual que en nosotros, algo se esconde desafiando a la materia que se marchita.

-¿Puedo fumar?
-Si, claro.

Hay una frase en la biblia que dice: La casa de mi padre tiene muchas habitaciones. Hay algunos cuartos oscuros donde aprendemos secretos, y los momentos que consideramos malos pueden ser estos lugares. Parece una ironía pero sólo estando tristes aprendemos a dirigir nuestros pasos hacia la felicidad. Y es necesario que salgas de la pieza donde estás, que te pasees por otras emociones, sentimientos, pensamientos, incluso que salgas a pasear por ese jardín que está ahí afuera. Y así como es importante abrir otras puertas, lo es cerrar las que ya hemos abierto, dejar el pasado a nuestras espaldas y no como aparece en la carta El Ermitaño IX, estar ausente del presente mirando hacia atrás. Sé que en este momento no tienes ganas de vivir, que de lo que vez nada te sorprende, y como te cuesta levantarte cada día (el Colgado XII) Para salir de esta situación y renazcas (El juicio XX) es necesario que te armes de coraje y vayas a buscar en la vida el encanto que se te apagó. De esta forma vas a darte cuenta que no hay un abismo entre los sueños que hay en tu corazón y tu vida acá, en el mundo (El mundo XXI). La actitud para salir de este pozo es el movimiento, es necesario que muevas, que te sorprendas, y así renuevas tus paisajes interiores. (El Carro VII)

La naturaleza aparece utilizando su manto nocturno, entre sus ondulaciones esconde a extraños seres que pasan desapercibidos hasta que abren sus pechos como puertas invitándonos a entrar. Cuando nos preguntamos si queremos asumir los riesgos, ya fuimos tras el perfume de las flores mágicas. Y es que nada puede más que el aroma de la magia, que cada tanto impregna el aire invitándonos a seguirla, transformándonos en cazadores de sueños que se adentran en extraños parajes.

Las poesías que se leen le valieron ser parte de una antología Latinoamérica. Temas simples inspirados en la Vega se transformaron en lírica y en la razón para formar parte de Gran Capital.

-) La ruta hace al caminante. El vago-poeta adolece del camino, pero no hay destino invariable entre el asfalto ni una cara constante en la ciudad triangular. ¿Rutina o Intuición? Toda marcha guarda esta pregunta y te ves ahí, varado en la esquina de manos en los bolsillos, sin respuestas. Salgo de la estación, cruzo el río, que corta la ciudad, con la excusa de vaciar tinta y termino donde de costumbre, almorzando en las cocinerías de la Vega Central. Pescado frito, arroz pegoteado y ensala’ a la chilena en el menú. Engaño el hambre literato con un pebre cuchareao’ y la lectura de cualquier infame, menos un clásico. Mientras, bebo unas latas de cerveza compradas por la casera. Me entretengo con las captoras de turistas y pobretones. Todos extranjeros: peruanos de toda especie, ecuatorianas de culos marcados, alemanes con rostros compasivos, gringas gueonas fotografían pelusas, travestis, cantores populares, charlatanes y poetas. Echo ojo al paisaje y su fauna. Nada nuevo, prefiero morfar.

La Vega Central tiene aroma a puerto. Esencia a prostíbulo con olor a verduras. Rincón de bohemios y artistas lowperfilamateursnobprogresistacabados. Crucero de latones y ratas. Albergue de viejos, roedores de conciencia, so pretexto que deambulan por el camino a casa. Uno me cruza una estocada, el brillo de su filo raja las cuencas de su rostro marchito, en silencio me habla:

Somos los olvidados, soy el excluido
cuerpos volantes
que vagan por el espacio público de la vega central
validando la existencia de otros pasajeros
en el tren hacia ninguna parte.
Duermo la tos del hambre, arrastro harapos
le robo una noche a la lesbia muerte
jugando con una dama en chapas de bebida
construyo castillos de cartón
para que el viento del progreso
no escriba sobre mi nombre
el epitafio de su indigencia.
Aun consolamos la esperanza
echados en la cuneta meada
restando días no se a que amo
soy de aquellos olvidados, soy el excluido
que encaran la borrachera
y luchan contra su sombra
apoyado al poste de su soledad innombrable
leí lo que tuve que leer y no aprendí nada
soy el excluido, ese, el importunista.

Renuncio a narrar los hechos, vago de las cocinerías por los pasillos de sacos, porotos, latas, bestias muertas, longanizas. Mientras queda hendida en la retina la imagen de estos hombres, los importunistas:

Los viejos de la Vega
venden su mendicidad
sobre la acera húmeada
esconden la vergüenza de sus ojos borrachos
tras la risa de la rutina
acompañan perros
que les hablan lenguas extrañas
duermen para no vivir.
Bajo su cabeza,
almohadas respiran tiña
duermen muerte, sueñan tos.